Estudie por un momento el suelo. Produce malas hierbas de manera natural. Nadie las planta, nadie las riega. Incluso salen obstinadamente por las grietas de una acera. Millones de malas hierbas salen todos los días, malogrando nuestras cosechas y arruinando nuestros céspedes. Arránquelas de raíz y seguro que va a tener más mañana. No son más que una maldición. Considere la gran parte de la tierra que es inhabitable. Existen millones de kilómetros cuadrados de desiertos estériles en África y otras partes del mundo.
La mayor parte de Australia no es más que kilómetros y kilómetros de tierra inútil y desolada. No sólo eso, sino que la tierra está siendo sacudida continuamente con terremotos. Sus costas son azotadas por huracanes; los tornados arrasan la creación con una furia inusitada; inundaciones devastadoras empapan la tierra, y terribles sequías resecan el suelo. Tiburones, tigres, leones, serpientes, arañas y los mosquitos que transmiten enfermedades atacan la humanidad y chupan la sangre de su vida.
Los habitantes de la tierra son afligidos por enfermedad, dolor, sufrimiento y muerte. Piense en la cantidad de personas que están afectados por el cáncer, el Alzheimer, la esclerosis múltiple, las enfermedades del corazón, enfisema, Parkinson y muchas otras enfermedades que debilitan. Considere todos los niños con leucemia o las personas nacidas con enfermedades que dejan lisiados o sin la capacidad mental para al menos alimentarse por sí mismos. Todas estas cosas deberían convencer a las mentes pensantes que algo va realmente mal. ¿Se equivocó Dios cuando creó a la humanidad? ¿Qué clase de tirano debe ser nuestro Creador si este fuera Su plan maestro?
Tristemente, muchos usan el tema del sufrimiento como una excusa para rechazar cualquier pensamiento de Dios, cuando su existencia es precisamente la razón por la que deberíamos aceptarle.
El sufrimiento se alza como un testimonio terrible de la verdad de la explicación que se nos da en la Palabra de Dios. Pero, ¿Cómo podemos saber que la Biblia es verdad? Simplemente estudiando las profecías de Mateo 24, Lucas 21 y 2ª Timoteo 3. Unos cuantos minutos de observación abierta y sincera convencerá a cualquier escéptico honesto que éste no se trata de un libro normal. Es el testamento sobrenatural de nuestro Creador en cuanto a porqué hay sufrimiento…y lo que podemos hacer con él. La Biblia dice que Dios maldijo a la tierra a causa de la trasgresión de Adán. Las malas hierbas son una maldición. También lo es la enfermedad. El pecado y el sufrimiento son inseparables.
La Biblia nos informa de que vivimos en una creación caída. En el principio, Dios creó al hombre perfecto, y él vivió en un mundo perfecto sin sufrimiento. Era algo así como el cielo sobre la tierra. Cuando el pecado vino al mundo, trajo consigo la muerte y la miseria. Los que entienden el mensaje de la Sagrada Escritura esperan intensamente un cielo nuevo y una tierra nueva “donde reina la justicia.” En ese Reino venidero ya no habrá más dolor, sufrimiento, enfermedad o muerte. Se nos dice que ni ojo ha visto, ni oído ha oído, ni ninguna mente humana ha podido imaginar las cosas maravillosas que Dios tiene reservadas para aquellos que le aman.
Piense por un momento qué sería si la comida creciese con la abundancia de las malas hierbas. Considere lo maravilloso que sería si los desiertos se hicieran increíblemente fértiles, si la creación dejara de devorar a la humanidad. Imagínese que el tiempo atmosférico viniera a nuestra favor en vez de en nuestra contra, si la enfermedad desapareciera por completo, si el dolor fuera algo del pasado, si ya no hubiera más muerte. El dilema es que nosotros somos como un niño cuyo insaciable apetito por chocolate ha hecho que le salgan unos granos feos en la cara. Se ve en el espejo y lo que ve le deprime. Pero en vez de dejar su querido chocolate, se consuela a sí mismo metiendo aún más en su boca. De modo que la fuente de su placer es en realidad la causa de su sufrimiento. La tierra entera está llena de manchas feas de sufrimiento. En cualquier lugar donde miremos, encontramos un dolor indescriptible. Pero en vez de creer en la explicación de Dios y pedirle que nos perdone y que cambie nuestro apetito, nos adentramos más y más en el dulce abrazo del pecado. Ahí encontramos un consuelo en sus placeres temporales, intensificando así nuestro dolor tanto en esta vida como en la que viene.
Si Dios es perfecto, ¿por qué hizo una creación imperfecta?
La Biblia nos dice que la creación relatada en Génesis fue “buena.” No había pecado y por consiguiente tampoco había ni sufrimiento ni muerte. ¿Por qué entonces Dios les dio a Adán y Eva la capacidad de pecar, sabiendo perfectamente que iban a pecar y a traer muerte y dolor a la raza humana? Algunos piensan que si Dios hubiera hecho a Adán sin la capacidad de elegir, entonces habría sido un “robot.” Un padre no puede obligar a sus hijos a que le amen. Ellos deciden amarle porque tienen una voluntad libre. Otros argumentan que la humanidad nunca hubiera podido ver la profundidad del amor de Dios que vemos en la Cruz a menos que Adán hubiera pecado, y ese hecho podría ser una razón por la que Dios permitió que el pecado entrara en el mundo.
“Voy a esperar hasta que sea mayor; entonces, me pondré a cuentas con Dios.”
Es posible que usted no tenga esa oportunidad. Es posible que Dios pierda la paciencia con usted y lo mate. Es posible que usted no piense que Él podría hacer algo así. Entonces, lea Génesis 38 y vea como Dios mató a un hombre al no agradarle algo que hizo. Jesús habló del hombre que se jactaba de que tenía tantas riquezas que iba a tener que edificar graneros mayores. Dios dijo que ese hombre era tonto, y aquella noche hizo que la muerte se lo llevara. Los que dicen que se van a arrepentir a su tiempo, no tienen el temor de Dios. Su entendimiento de Su naturaleza es erróneo. Si ellos pudieran apreciar Su santidad, y Su justicia, no jugarían con Su misericordia.
Tal arrogancia debe ser confrontada por los truenos del Monte Sinaí. No es una persona lista el que piensa que se puede reír de su Creador, disfrutar una vida de pecado y arrepentirse en el último momento. El arrepentimiento en el lecho de la muerte es muy raro. Dios mató un hombre y a su mujer porque dijeron una mentira (Hechos 5:1.) Perdió la paciencia con ellos. La mayor parte de las personas tienden a pensar que la paciencia de Dios es eterna. Evidentemente que no lo es. La Biblia dice que es a causa del temor de Dios que los hombres se apartan del pecado (Proverbios 16:6.) Mientras que no teman a Dios, no les va a preocupar mucho su salvación eterna (Mateo 10:28.)