¿Cuál es la mejor manera para enfrentar la muerte?

Existe alguna experiencia que, a través de la historia y alrededor del mundo, mantiene a la humanidad unida, es la muerte. La muerte es algo que todos hemos de enfrentar–ningún ejercicio o dieta, ninguna técnica de meditación o dinero alguno puede evitarlo.

La finalidad de la muerte, unida con la incertidumbre de lo que hay después de esta, produce temor para muchos. Lo vemos a nuestro alrededor mientras intentamos fervientemente parar el proceso de envejecimiento. Esperamos que la siguiente píldora, la siguiente cirugía, o el siguiente descubrimiento genético sea la clave para prolongar nuestra vida.

Enfrentando la muerte con paz…la vida después de la muerte

Sin embargo no todo el mundo enfrenta la muerte con miedo e inseguridad. Hace algunos años un amigo mío, se enfrentó a este enemigo sin rostro. A los 16 años le diagnosticaron un cáncer de estómago. Los médicos intentaron todo tratamiento disponible sin resultado alguno. Durante un año y medio Rob estuvo en tres hospitales distintos en dos ciudades distintas. Durante aquel tiempo perdió 40 kilos y todo su pelo. Era un paciente externo e interno. Desafortunadamente tras 18 meses no quedó nada que se pudiera hacer por él.

Habiendo agotado todas sus posibilidades, los médicos de Rob hicieron lo único que quedaba por hacer. Le mandaron a casa para que intentara disfrutar de sus últimos momentos de vida. Llegado este momento, yo estaba terriblemente triste, asustado con la idea de perder un amigo, y furioso con Dios porque no le sanó. Me daba rabia pensar en todas las cosas que Rob se iba a perder.

Tratando con la muerte…

Sorprendentemente, Rob no compartía mi rabia. De hecho, parecía aceptar este horrible destino con la ansiedad con la que uno enfrentaría su primera cita. Hoy, cuando pienso en la paz que tenía enfrentando la tormenta me quedo anonadado.

Su paz no era meramente una paz innata. En lugar de esto, esta paz provenía de una decisión que Rob había hecho poco tiempo antes del diagnóstico inicial. Con esta decisión Rob encontró paz con Dios.

Rob supo como tener vida después de la muerte.

La paz que Rob conoció la halló en la Biblia. En el libro de Romanos leyó que “por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” (Romanos 3:23). También leyó que “porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).

Isaías se refería a Jesús cuando escribió “porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). El príncipe de paz vino a la tierra para que toda persona tenga paz con el señor. Rob decidió poner su confianza en Jesús, y esta paz se hizo muy evidente.

La vida después de la muerte…nuestra decisión

Rob no es la única persona que necesita tomar la decisión, todos lo necesitamos. Hemos de decidir si aceptamos el regalo de Dios de la vida eterna. Si rechazamos su regalo estamos condenados a la muerte espiritual; la eterna separación de Dios. Sin embargo, si realmente lo aceptamos, la vida eterna es nuestra.

Aunque esta vida eterna no significa que escapemos la muerte física, podemos enfrentar la muerte mucho más fácilmente sabiendo que ésta nos conduce a la vida eterna en el cielo. Esta es la verdad que Rob descubrió, y la consiguiente relación con Dios marcó la mayor diferencia. Esta es la verdad que he descubierto y esta relación es la diferencia que ha marcado el antes y el después en mi vida.